Historias de clientes
Ab Flores, azafata de vuelo que trabaja en Chicago, está viviendo su sueño. «Cuando era niña, siempre quise ser azafata de vuelo. Era el trabajo de mis sueños», dice. Observaba a las azafatas en el avión cuando viajaba a México (de donde era su madre) con su familia y supo que eso era lo que quería hacer.
El único problema es que la industria tiene una estricta cultura de desaprobar o prohibir directamente todos los tatuajes visibles. Pero Ab no pensó en eso cuando a los 18 años se hizo su primer tatuaje. Una amiga se lo hizo por 40$, y así de fácil se quedó con un «feo diente de león» en la muñeca y el antebrazo que afectaría a sus perspectivas profesionales. «Si se expone, te vas a casa».
Tener un tatuaje es un gran problema de cumplimiento en el ámbito de Ab. Los auxiliares de vuelo son la cara de la marca de una compañía aérea, por lo que su aspecto es fundamental.
Cuando le preguntaron cómo llegar a ser auxiliar de vuelo, Ab explicó que asistió a la Academia Internacional de Aviación y Hospitalidad de Vancouver (Washington), donde hicieron hincapié en que todas las compañías aéreas prohíben los tatuajes visibles a los auxiliares de vuelo. «Se hablaba de ello constantemente: ‘Si vemos un tatuaje tuyo, si está expuesto, te vas a casa’. Y ocurrió muchas veces», afirma. Estos participantes tenían una enorme carga económica, pues ya habían dejado sus trabajos para formarse.
Dado que los distintos transportistas tienen normas de vestimenta diferentes, lo que es visible puede variar. He aquí algunos ejemplos de normas de vestimenta:
Obtén más información sobre cómo ser auxiliar de vuelo en nuestra lista continua de políticas sobre uniformes y apariencia de los auxiliares de vuelo
Por lo general, los tatuajes en lugares prominentes como las manos, las muñecas y, a veces, los antebrazos, están prohibidos. Muchas compañías aéreas permiten a las auxiliares de vuelo llevar un pañuelo que podría cubrir un tatuaje pequeño, dependiendo de dónde esté colocado. Sin embargo, a menudo exigen un peinado recogido, lo que puede dificultar la cobertura de un tatuaje situado más arriba del cuello o detrás de la oreja.
Ab se había acostumbrado a ocultar su tatuaje, pero no es un plan infalible. «Si viene el director general de nuestra empresa y se me ve el tatuaje, me despedirán», dice. «No hay que endulzarlo; te mandarán a casa». Un pasajero u otro miembro del personal podría denunciarla si viera su tatuaje. Si trabaja con viajeros de negocios de clase alta, eso empezará a pesarle. «Me asusta», dice. Por eso se está quitando el tatuaje. Ya se ha sometido a varias sesiones con Recovery y está deseando que desaparezca.
«Me encanta mi trabajo. Es un trabajo estupendo», afirma Ab. Le gusta viajar y subir a un avión sin tener que hacer largas colas. De hecho, vive en Austin aunque su trabajo se desarrolle en Chicago, y aprecia tener que desplazarse a la base de operaciones que ha elegido. Aunque esto significa pasar mucho tiempo en el aeropuerto O’Hare de Chicago, las ventajas de viajar son enormes. Le encanta visitar a sus amigos en sus frecuentes escalas en Nashville, por ejemplo. Ahora, está haciendo lo necesario para aumentar su nivel de seguridad laboral. Tampoco le gusta el tatuaje en sí. «Definitivamente, me encantaría que desapareciera», dice. «Es malo; realmente tiene que desaparecer».
Cualquiera que quiera ser auxiliar de vuelo debería plantearse seriamente quitarse cualquier tatuaje visible, aconseja Ab. «Quitárselo es sin duda una opción increíble», afirma. «Creo que todo el mundo debería seguir sus sueños, y si es una pequeña cosa, un pequeño tatuaje visible, debería desaparecer».
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